jueves, 16 de mayo de 2013

Hijo de sombras


Hijo de sombras



¿Cómo cantarle al hijo, aquél, el pequeñito,
el que nunca lloró ni me hizo trasnochar.
El que, acurrucado en sombras,
temió ser hombre para no ser hijo?



¿Cómo, si no  rió, ni amó,
ni vio la luz del alba,
ni enmudeció ante el bruñido ocaso?

¿Qué decirle con palabras,
al que despreció la palabra
e intuyó el futuro y se vio,
hijo de sombras,
abatido por su padre en sombras?

¿Cómo haberte convencido, hijo,
de mi amor por la noche,
de mi paso entre las sombras?
¿Cómo haberte dicho que tuve miedo de la luna,
a la luz burlona de la insaciable luna?

Hijo, contigo me hubiera deshecho de gozo;
pero la sangre, temerosa,
se derramó solitaria y estéril.

Hijo,
el aire hubiera sido un caos
de tormentas infinitas
y mi cerebro hubiera estallado.
Pero fue más fuerte el hombre que la sangre.

¡Cómo he celebrado tu ausencia;
cómo me complace que no existas
para no escuchar tu voz llamándome,
como un desafío de la especie!

Habrías sido varón, fuerte y delgado.
Mirada de nostalgia,
miles de estrellitas en tu moreno pecho.
Y un miedo profundo
por tu padre en sombras, autor de tu suicidio.

No te busqué. No te llamé.
No quise tu existencia un solo instante
para que no supieras,
para que no entendieras,
para que no miraras,
y se estrellaran tus sueños
contra la oscuridad impía
de las sombras.

De haber vivido,
habrías despedazado de rabia
las alas de las mariposas.
Habrías pisoteado
todas las flores de todos los jardines.
Te habrías escondido en sitios solitarios
para llorar y llorar
por tu sembrador de sombras.
Hubieras odiado la poesía, mi música,
mis libros preferidos, mis pinturas:
la Callas,
la Montiel, Edith Piaff,
Eartha Kitt, Lola Flores,
Marilyn, James Dean,
Dvórak, Schubert, Tchaikovsky,
Revueltas, Villa-Lobos.
Shostakovich, Pärt
Kazantzaki, Pamuk, Coetzee,
Borges,
Lorca, Mujica,
los impresionistas, los muralistas,
y tantos y tantas y tantos
no habrían significado nada para ti,
y habrías sido un patán,
un patán con luz de noche en la mirada.

Para no parecerte a tu padre en sombras,
habrías levantado todo el mundo en mi contra
o
-ilusión inútil-
habrías sido un hijo en sombras,
domador de estrellas, adalid de sueños,
poeta de lo inefable, amante de lo imposible.
Tal vez, mi mejor amigo, mi paciente consejero,
mi lazarillo...

Pero...mejor no ser,
que ser un hijo a medias,
eternamente asombrado
por un padre a medias.
Mejor existir sólo en la mente,
velado por el dolor en sombras,
que ser hijo del miedo
y del ocaso en sombras.
 

 

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