Hijo de sombras
¿Cómo
cantarle al hijo, aquél, el pequeñito,
el
que nunca lloró ni me hizo trasnochar.
El
que, acurrucado en sombras,
temió
ser hombre para no ser hijo?
¿Cómo,
si no rió, ni amó,
ni
vio la luz del alba,
ni
enmudeció ante el bruñido ocaso?
¿Qué
decirle con palabras,
al
que despreció la palabra
e
intuyó el futuro y se vio,
hijo
de sombras,
abatido
por su padre en sombras?
¿Cómo
haberte convencido, hijo,
de
mi amor por la noche,
de
mi paso entre las sombras?
¿Cómo
haberte dicho que tuve miedo de la luna,
a la
luz burlona de la insaciable luna?
Hijo,
contigo me hubiera deshecho de gozo;
pero
la sangre, temerosa,
se
derramó solitaria y estéril.
Hijo,
el
aire hubiera sido un caos
de
tormentas infinitas
y mi
cerebro hubiera estallado.
Pero
fue más fuerte el hombre que la sangre.
¡Cómo
he celebrado tu ausencia;
cómo
me complace que no existas
para
no escuchar tu voz llamándome,
como
un desafío de la especie!
Habrías
sido varón, fuerte y delgado.
Mirada
de nostalgia,
miles
de estrellitas en tu moreno pecho.
Y un
miedo profundo
por
tu padre en sombras, autor de tu suicidio.
No
te busqué. No te llamé.
No
quise tu existencia un solo instante
para
que no supieras,
para
que no entendieras,
para
que no miraras,
y se
estrellaran tus sueños
contra
la oscuridad impía
de
las sombras.
De
haber vivido,
habrías
despedazado de rabia
las
alas de las mariposas.
Habrías
pisoteado
todas
las flores de todos los jardines.
Te
habrías escondido en sitios solitarios
para
llorar y llorar
por
tu sembrador de sombras.
Hubieras
odiado la poesía, mi música,
mis
libros preferidos, mis pinturas:
la
Callas,
la Montiel, Edith Piaff,
Eartha Kitt, Lola Flores,
Marilyn, James Dean,
Dvórak, Schubert, Tchaikovsky,
Revueltas, Villa-Lobos.
Shostakovich, Pärt
Kazantzaki, Pamuk, Coetzee,
Borges,
Lorca, Mujica,
los
impresionistas, los muralistas,
y
tantos y tantas y tantos
no
habrían significado nada para ti,
y
habrías sido un patán,
un
patán con luz de noche en la mirada.
Para
no parecerte a tu padre en sombras,
habrías
levantado todo el mundo en mi contra
o
-ilusión
inútil-
habrías
sido un hijo en sombras,
domador
de estrellas, adalid de sueños,
poeta
de lo inefable, amante de lo imposible.
Tal
vez, mi mejor amigo, mi paciente consejero,
mi
lazarillo...
Pero...mejor
no ser,
que
ser un hijo a medias,
eternamente
asombrado
por
un padre a medias.
Mejor
existir sólo en la mente,
velado
por el dolor en sombras,
que
ser hijo del miedo
y
del ocaso en sombras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario